¡Retiren esas cuchillas, bárbaros…! Aunque estén en otros sitios, como en las centrales nucleares o en algunos bancos. ¡Retírenlas, aunque se pusieran en tiempo de Rodríguez Zapatero, que también mandó retirarlas! ¡Aunque las hiciera retirar nada menos que Rubalcaba: no van ser menos que él! ¡Que no son lo mismo los cascos de botellas que ponen algunos dueños muy brutos en cercas y cercados para que no les roben las peras o los melones de la huerta o no les entren a robar en el chalé! ¡Que esto es un Estado de derecho, y un Estado de la Unión Europea, que parece no tener otra defensa, en la era tecnológica, que unas cuchillas de afeitar, que unas navajas cabriteras, que unas hoces de segar, como en las criminales reyertas de gentes del hampa o en los motines desesperados de la edad media! ¡Que sólo de pensar en la primera víctima se me pone la carne de gallina! ¡Que no, por ser negros y con hambre, se les puede herir como a las bestias, a las que no las herimos así! ¡Y, si no les parece eso tan mal, pongan unas cuantas cuchillas en las vallas y cercas interiores y exteriores de partidos, sindicatos y bancos, para que nadie pueda sacar la riqueza nacional, como tantas veces hasta ahora, para colocarla fuera de España, para llevarla a su casa, para repartirla entre amigos! ¡Retiren esas cuchillas, bárbaros¡
Victor Manuel Arbeloa